La gota de agua
Había una
vez una minúscula gota de agua que mantenida en el aire en una hermosa nube
blanca observaba a lo lejos el azul del oceano. Solía soñar con estar ahí
abajo, se imaginaba lo que sería formar parte de aquello tan hermoso y azul.
De repente,
siendo entrada la tarde de un día de otoño, la bonita nube blanca empezó a
tornarse de color gris, cuando una corriente de aire frio hizo crecer a la
minúscula gotita, convirtiéndola en una brillante y cristalina gota de agua. La
gota de agua miraba desde el cielo hacia el inmenso mar que se extendía al
final del rio y la nube era cada vez más oscura y tenebrosa, cuando de repente
todo tembló y el cielo se iluminó. El sonido atronador que inundó el cielo y la
intensa luz azulada sobresaltaron a la gota de agua.
- ¿Qué sucede?
- se preguntó asustada.
De repente
sintió que se movía, ¡estaba cayendo! Sintió una velocidad vertiginosa
invadiéndola y a medida que caía se estremecía. No sabía que iba a ser de ella
y estaba muy temerosa. De repente sintió en contacto con algo suave y la caída
cesó. Sintió como se mecía arriba y abajo mientras se recomponía algo aturdida.
La gota de agua estaba sobre la verde hoja de una caña, había ido a parar al
verde cañaveral en la ribera del rio.
La gota miró
a su alrededor y vio un pequeño gusanito refugiado debajo de una de las hojas
de la caña.
- Hola -
saludo la gota de agua al gusanito - ¿cómo estás?
El gusanito
estaba distraído intentando acomodarse a lo largo del corazón de la hoja. Cuando
ya encontró un buen lugar para acomodarse giró la cabeza de un lado a otro y en
un momento dado clavo su mirada en la pequeña gota de agua que parecía un
diamante sobre la hoja vecina; no dijo nada, solo la miraba. Claro, el gusano
no pudo escuchar a la gota con tanto ruido que estaba causando la tormenta. El
gusanito se enroscó tranquilamente y cerró los ojos decidido a echarse una siesta
mientras la lluvia caía y él estaba seco y protegido por la hermosa y larga
hoja.
La gota de
agua miraba al gusano ensimismada, tenía un color verde esmeralda precioso, con
unos anillos negros a lo largo de su cuerpo que le daban un aire de
aristocracia. La gota sonreía viendo como el gusanito se quedaba dormidito
cuando comenzó a sentir que resbalaba por la hoja. - oh oh - pensó - me
caigo.... ¡a ver dónde iré a parar ahora!
- ¡¡
Yupiiiii!! - gritó la gota de agua mientras caía de la hoja - ¡¡ Que
emocionante!!
- " Cuac
cuac cuac!" Un pato silvestre nadaba por el rio buscando refugio e
intentaba meterse en el cañizal. No podía conseguirlo, ya que las cañas estaban
tan juntas que su rechoncho cuerpecito no cabía entre ellas, así que pensó que
seguiría nadando rio abajo, no le importaba mojarse un poco, pues sus plumas le
protegían del agua.
¿Dónde está
nuestra amiga la gota de agua? te preguntarás. La pequeña gota de agua ¡estaba
navegando rio abajo a lomos del hermoso pato! Se encontraba en la punta de una
de las plumas de sus alas a la cual había caído tras resbalar de la hoja.
- Yehaaaa!-
exclamó la gota feliz y contenta - ¡que divertido! parezco un cowboy!
El pato
siguió nadando y nadando por el rio mientras la gota de agua estaba extasiada
viendo todo a su paso - Cuac cuac ! - graznaba el pato pasando cerca de un
grupo de plantas de rivera donde sobre unas pequeñas rocas había unas ranas
disfrutando de una refrescante ducha.
- Heyyyy ¡hola
amigas! - les grito la gota de agua entusiasmada con tantas emociones, mientras
su imponente barca de plumas de colores continuaba rio abajo.
De repente
la lluvia cesó y al cabo de unos instantes un pequeño rayo de sol se escapó de
entre las nubes. El rayo de sol acarició la pequeña gota de agua. Parecía un
diamante, brillante, preciosa, con ligeros destellos de colores. Era algo digno
de ver, una esfera realmente hermosa, que junto a otras gotas de agua iguales
que ella llenaban el plumaje del pato tal cual piedras preciosas. El lindo pato
parecía recién salido de un cuento de hadas.
La gota de
agua se maravilló del espectáculo, viendo a sus compañeras brillar a su lado,
cuando levantando la vista se estremeció - ohhhhhh- exclamó - ¿ qué es eso tan
increíblemente bello ?Un camino de colores surcaba el cielo de un lado a otro
del rio ¡ era el arcoíris !. La gota se quedó extasiada mirando el precioso
arcoíris sin darse cuenta que el pato se había detenido. El patito estiró su
cuello y sin previo aviso comenzó a alborotar sus plumas girando su cuerpo como
un molinete. ¡La gota de agua salió disparada! - Ualaaaaaaa- grito la gota al
verse sobresaltada de repente por este inesperado viaje por el aire.
- " Cloc
", con este sonido aterrizó la gotita sobre un viejo tronco de madera que
flotaba en el agua, - estaba más cómoda en la pluma - pensó.
El tronco
era de la rama caída de un inmenso chopo que crecía en la ribera del rio y
parecía un submarino -soy el capitán - dijo la gota - ¡todo a babor! - grito
divertida.
El tronco
siguió su camino rio abajo mientras la gota de agua disfrutaba del paisaje y el
sol asomaba cada vez más. La gota descubría a un grupo de majestuosos cisnes,
vio divertida un grupo de ranas saltando al agua como si fueran saltadores de
trampolín, sonrió viendo a una fila de pequeños patitos siguiendo a su mama, se
preguntó que era aquella cosa redonda de madera que giraba junto al rio
empujado por la corriente de agua y se sorprendió viendo a dos niños con
chubasquero jugando en la orilla del rio, nunca había visto a un humano.
La pequeña
gota de agua comenzó a sentirse extraña, se notaba caliente, no sabía que le
pasaba, el sol estaba calentándola cada vez más y si seguía así mucho por
tiempo terminaría ascendiendo de nuevo al cielo convertida en vapor.
La gota de
agua se estaba preguntando por su destino cuando de repente el tronco comenzó a
ir un poco más deprisa, caía por un pequeño desnivel donde la corriente lo
arrastraba a mayor velocidad y después de un pequeño y divertido rafting,
volvió la calma y el tronco flotó tranquilo y sereno.
Tras unos
momentos la gota de agua se dio cuenta de donde se encontraba ¡el mar! , ¡aquello
era el mar ! Ante ella se extendía aquella vasta extensión de agua,
interminable, azul, brillante bajo los rayos del sol, impresionante - Guauuuu -
exclamó -¡qué maravilla! - la gotita de agua estaba impresionada. Pensó que
debía hacer algo para caer al mar, debía hacerlo, debía conseguirlo.
Una gaviota
volaba sobre el tronco y agachando su cabeza, apunto el pico justo hacia el
tronco. De repente la gota de agua vio como la gaviota descendía directa hacia
ella y antes de que pudiera reaccionar, la gaviota se posó en el tronco.
La gota de
agua no sabía que estaba sucediendo, en ese momento se sintió inmensamente
grande, poderosa, una sensación casi indescriptible...cuando la gaviota posó su
cuerpo en el tronco, éste se había hundido levemente en el agua, haciendo que
la pequeña gota se fundiera con la inmensidad del agua del mar.
Aquello que
había anhelado un día se había hecho realidad, ahora la pequeña gota de agua
formaba parte de la inmensidad del mar azul.
FIN