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viernes, 12 de junio de 2020

LECTURA: Cuento "La ratita presumida".


La ratita presumida

Cuento de la ratita presumida

Érase una vez una ratita que era muy presumida. Un día estaba barriendo su casita, cuando de repente encontró en el suelo algo que brillaba: era una moneda de oro. La ratita la recogió del suelo y dichosa se puso a pensar qué se compraría con la moneda.

“Ya sé, me compraré caramelos. ¡Oh no!, se me caerán los dientes. Pues me compraré pasteles. ¡Oh no! me dolerá la barriguita. Ya sé, me compraré un lacito de color rojo para mi rabito.”

La ratita guardó la moneda en su bolsillo y se fue al mercado. Una vez en el mercado le pidió al tendero un trozo de su mejor cinta roja. La compró y volvió a su casita.

Al día siguiente, la ratita se puso el lacito en la colita y salió al balcón de su casa para que todos pudieran admirarla. En eso que aparece un gallo y le dice:

— Ratita, ratita tú que eres tan bonita, ¿te quieres casar conmigo?

Y la ratita le dijo:

—No sé, no sé, ¿tú por las noches qué ruido haces?

—Yo cacareo así: quiquiriquí —respondió el gallo.

—¡Ay, no!, contigo no me casaré, me asusto, me asusto —replicó la ratita con un tono muy indiferente.

Se fue el gallo y apareció el perro:

— Ratita, ratita tú que eres tan bonita, ¿te quieres casar conmigo?

Y la ratita le dijo:

—No sé, no sé, ¿tú por las noches qué ruido haces?

—Yo ladro así: guau, guau — respondió el perro.

—¡Ay, no!, contigo no me casaré, me asusto, me asusto —replicó la ratita sin ni siquiera mirarlo.

Se fue el perro y apareció el cerdo.

— Ratita, ratita tú que eres tan bonita, ¿te quieres casar conmigo?

Y la ratita le dijo:

—No sé, no sé, ¿tú por las noches qué ruido haces?

—Yo gruño así: oinc, oinc— respondió el cerdo.

—¡Ay, no!, contigo no me casaré, me asusto, me asusto —replicó la ratita con mucho desagrado.

El cerdo desaparece por donde vino, llega un gato blanco y le dice a la ratita:

— Ratita, ratita tú que eres tan bonita, ¿te quieres casar conmigo?

Y la ratita le dijo:

—No sé, no sé, ¿tú por las noches qué ruido haces?

—Yo maúllo así: miau, miau— respondió el gato con un maullido muy dulce.

—¡Ay, sí!, contigo me casaré, tienes un maullido muy dulce.

La ratita muy emocionada, se acercó al gato para darle un abrazo y él sin perder la oportunidad de hacerse a buen bocado, se abalanzó sobre ella y casi la atrapa de un solo zarpazo.

La ratita pegó un brinco y corrió lo más rápido que pudo. De no ser porque la ratita no solo era presumida sino también muy suertuda, esta hubiera sido una muy triste historia.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

miércoles, 10 de junio de 2020

LECTURA: Canción "Cucú cantaba la rana".

Canciones infantiles 'Cucú, cucú, cantaba la rana'

Cucú, cucú, cantaba la rana

Cucú, cucú, cantaba la rana.

Cucú, cucú, debajo del agua.

Cucú, cucú, pasó un caballero.

Cucú, cucú, con capa y sombrero.

Cucú, cucú, pasó una señora.

Cucú, cucú, con traje de cola.

Cucú, cucú, pasó un marinero.

Cucú, cucú, vendiendo romero.

Cucú, cucú, le pidió un ramito.

Cucú, cucú, no le quiso dar.

Cucú, cucú y se echó a llorar.

martes, 9 de junio de 2020

LECTURA: La gallinita roja.

La gallinita roja

La gallinita roja.

Érase una vez una gallinita roja que encontró un grano de trigo.

— ¿Quién plantará este grano? —preguntó.

—Yo no —dijo el perro.

—Yo no —dijo el gato.

—Yo no —dijo el cerdo.

—Entonces lo haré yo —dijo la gallinita roja—. ¡Clo, clo!

Y plantó el grano de trigo y este creció muy alto.

— ¿Quién cortará este trigo? —preguntó la gallinita roja.

—Yo no —dijo el perro.

—Yo no —dijo el gato.

—Yo no —dijo el cerdo.

—Entonces lo haré yo —dijo la gallinita roja—. ¡Clo, clo!

Y cortó el trigo.

—¿Quién llevará el trigo al molino para hacer la harina? —preguntó la gallinita roja.

—Yo no —dijo el perro.

—Yo no —dijo el gato.

—Yo no —dijo el cerdo.

—Entonces lo haré yo —dijo la gallinita roja—. ¡Clo, clo!

Llevó el trigo al molino y más tarde regresó con la harina.

—¿Quién amasará esta harina? —preguntó la gallinita roja.

—Yo no —dijo el perro.

—Yo no —dijo el gato.

—Yo no —dijo el cerdo.

—Entonces lo haré yo —dijo la gallinita roja—. ¡Clo, clo!

La gallinita amasó la harina y luego horneó el pan.

—¿Quién se comerá este pan? —preguntó la gallinita roja.

—Yo —dijo el perro.

—Yo —dijo el gato.

—Yo —dijo el cerdo.

—No, me lo comeré yo —dijo la gallinita roja—. ¡Clo, clo!

Y se comió todo el pan.

Moraleja: No esperes recompensa sin colaborar con el trabajo.


martes, 2 de junio de 2020

LECTURA: La ardilla Cascabel.

La ardilla Cascabel

La ardilla Cascabel llegó distraída a clase y sin darse cuenta le dio un codazo al tintero del pupitre del burrito Galileo. Una enorme mancha negra se comió el dibujo que Galileo estaba acabando.

- ¡Hala, se me ha estropeado! - Se lamentó el pobre Galileo.

- ¡Qué pena, era precioso! - añadió la tortuga Roqui. ¡Ha sido culpa de Cascabel que ha entrado aquí a lo loco!

- ¡Oh menudo desastre! - contestó la ardilla - ¡Pero si Galileo no hubiera puesto en la esquina la tinta, no habría pasado nada!

- ¿Cómo? - le reprendió Roqui -. ¡Pídele inmediatamente perdón a Galileo o me enfado contigo!

La ardilla y la tortuga iban a seguir discutiendo cuando apareció la maestra Lechuza por la puerta. Galileo se dio prisa por limpiar la tinta y Cascabel se fue a su sitio.

Roqui se volvió a Galileo y le dijo:

- Cascabel es muy buena, pero nunca admite sus fallos.

Por la tarde, la ardilla iba otra vez atolondrada porque llegaba tarde al laboratorio y no pudo frenar a tiempo, chocando con la mesa de la entrada.

- ¡Clinc, crash, catacrash!

¡El ruido fue espantoso! Se habían roto en pedazos tres tubos de ensayos, una probeta y un frasco de vidrio.

- ¡Madre mía, Cascabel!, ¿estás bien? - Preguntó la maestra Lechuza.

- Sí - dijo la ardilla (aunque en realidad se sentía avergonzada) - Lo siento mucho.

Se había dado cuenta de que tanto en esta ocasión como en la del tintero, la culpa era sólo suya por ir tan alocada. De ahora en adelante, andaría con más cuidado. Entonces, fue a pedir perdón a Galileo y a Roqui, que se pusieron muy contentos.

Cascabel aprendió que: Si reconoces tus errores, es fácil que los mejores.

martes, 26 de mayo de 2020

LECTURA: Sara y Lucía, un cuento sobre la sinceridad.


Sara y Lucía, un cuento sobre la sinceridad 

   Entonces Sara se sintió ofendida y se marchó llorando de la tienda, dejando allí a su amiga. Lucía se quedó muy triste y apenada por la reacción de su amiga. No entendía su enfado ya que ella sólo le había dicho la verdad.
  Al llegar a casa, Sara le contó a su madre lo sucedido y su madre le hizo ver que su amiga sólo había sido sincera con ella y no tenía que molestarse por ello. Sara reflexionó y se dio cuenta de que su madre tenía razón. Al día siguiente fue corriendo a disculparse con Lucía, que la perdonó de inmediato con una gran sonrisa.
   Desde entonces, las dos amigas entendieron que la verdadera amistad se basa en la sinceridad.
Y colorín colorado este cuento se ha acabado, y el que se enfade se quedará sentado.

FIN

Cuento de Noelia Rodríguez Pérez (España)

martes, 19 de mayo de 2020

LECTURA: Carrera de zapatillas.




Carrera de zapatillas: cuento infantil sobre la amistad 

Había llegado por fin el gran día. Todos los animales del bosque se levantaron temprano porque ¡era el día de la gran carrera de zapatillas! A las nueve ya estaban todos reunidos junto al lago. También estaba la jirafa, la más alta y hermosa del bosque. Pero era tan presumida que no quería ser amiga de los demás animales.
La jirafa comenzó a burlarse de sus amigos:
- Ja, ja, ja, ja, se reía de la tortuga que era tan bajita y tan lenta.
 - Jo, jo, jo, jo, se reía del rinoceronte que era tan gordo.
- Je, je, je, je, se reía del elefante por su trompa tan larga.
 Y entonces, llegó la hora de la carrera. El zorro llevaba unas zapatillas a rayas amarillas y rojas. La cebra, unas rosadas con moños muy grandes. El mono llevaba unas zapatillas verdes con lunares anaranjados. La tortuga se puso unas zapatillas blancas como las nubes.
Y cuando estaban a punto de comenzar la carrera, la jirafa se puso a llorar desesperada. Es que era tan alta, que ¡no podía atarse los cordones de sus zapatillas!
- Ahhh, ahhhh, ¡qué alguien me ayude! - gritó la jirafa.
Y todos los animales se quedaron mirándola.
Pero el zorro fue a hablar con ella y le dijo:
 - Tú te reías de los demás animales porque eran diferentes. Es cierto, todos somos diferentes, pero todos tenemos algo bueno y todos podemos ser amigos y ayudarnos cuando lo necesitamos.
Entonces la jirafa pidió perdón a todos por haberse reído de ellos. Y vinieron las hormigas, que rápidamente treparon por sus zapatillas para atarle los cordones.
 Y por fin se pusieron todos los animales en la línea de partida. En sus marcas, preparados, listos, ¡YA!
Cuando terminó la carrera, todos festejaron porque habían ganado una nueva amiga que además había aprendido lo que significaba la amistad.
Colorín, colorón, si quieres tener muchos amigos, acéptalos como son.

FIN Cuento de Alejandra Bernardis Alcain (Argentina)

lunes, 11 de mayo de 2020

LECTURA. Las palabras de Daniel.


Cuento sobre la amabilidad. Daniel y las palabras mágicas

Las palabras de Daniel.

Daniel juega muy contento en su habitación, monta y desmonta palabras sin cesar. Hay veces que las letras se unen solas para formar palabras fantásticas, imaginarias, y es que Daniel es mágico, es un mago de las palabras. Lleva unos días preparando un regalo muy especial para aquellos que más quiere. Es muy divertido ver la cara de mamá cuando descubre por la mañana un buenos días, preciosa debajo de la almohada; o cuando papá encuentra en su coche un te quiero de color azul.

Sus palabras son amables y bonitas, cortas, largas, que suenan bien y hacen sentir bien: gracias, te quiero, buenos días, por favor, lo siento, me gustas. Daniel sabe que las palabras son poderosas y a él le gusta jugar con ellas y ver la cara de felicidad de la gente cuando las oye. Sabe bien que las palabras amables son mágicas, son como llaves que te abren la puerta de los demás.

Porque si tú eres amable, todo es amable contigo. Y Daniel te pregunta: ¿quieres intentarlo tú y ser un mago de las palabras amables?

 FIN
Cuento de Susanna Arjona Borrego, España.

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